Más de un millar de profesionales de la salud se han sumado a la moratoria promovida por las asociaciones de la Red Sostenibilidad y Salud (RSS) -de la que forma parte la asociación saluteglobale.it de la cual soy miembro – pidiendo que no se ponga en marcha la vacunación anti-Covid para los niños. El llamado de la RSS sigue a otros similares de 93 médicos israelíes y 40 investigadores del Reino Unido.
En una entrevista al periódico ilFattoQuotidiano.it publicada el 26 de mayo he explicado por qué no se debe proceder a la vacunación anti-Covid-19 de los niños.
En la entrevista antes que todo recordé que cuando atendí a la población de Nicaragua -como médico voluntario en la cooperación internacional- también participé en campañas de vacunación (en la foto) y más tarde, como funcionario de Unicef promoví la vacunación infantil con esa organización. Así que cualquier sospecha de que yo pueda ser genéricamente un “no-vax” debe ser inmediatamente disipada.
Lo mismo se aplica a la Red de Sostenibilidad y Salud. Más que no-vax nos interesa examinar con rigor científico las principales cuestiones de salud pública: si acaso, en relación a las vacunas somos Info-vax.
Pedimos un debate científico abierto y libre, que actualmente está reprimido. Nos encontramos ante una actitud dogmática y unilateral con mucha ciencia que por diferentes motivos (¿narcisismo? ¿Conveniencia? ¿Carrera?) aparece de diferentes maneras asociada a la política (y quizás no sólo a la política, dados los múltiples conflictos de intereses que se individuan si se van a examinar las publicaciones científicas sobre ensayos de vacunas).
En cambio, debemos aprovechar la oportunidad, como nos dice Edgar Morin, “para comprender que la ciencia no tiene un repertorio de verdades absolutas” y que “las controversias, lejos de ser anomalías, son necesarias para el progreso de la ciencia”.
La RSS y los firmantes de la Moratoria piden que no se vacune a los niños por al menos tres razones:
– Los niños tienen un riesgo mínimo de Covid, a partir de los 18 años el riesgo para los más pequeños es insignificante. Los datos del Istituto Superiore di Sanità (el Instituto nacional de salud píublica italiano) también lo demuestran.
– También sabemos que la vacuna protege de la enfermedad a quienes la reciben, y reduce pero no evita la infección y la posibilidad de infectar a otros.
– Los niños no son una fuente de contagio significativa para los adultos, es especialmente cierto lo contrario.
No son pocas las incógnitas sobre las vacunas Covid. Si se puede justificar la vacunación de las categorías de mayor riesgo, no se puede justificar la vacunación de masa y menos en edad pediátrica.
El riesgo de contraer Covid19 en los niños es decididamente reducido -como nos muestran las curvas epidémicas- frente a potenciales riesgos desconocidos, a largo plazo o a gran escala, derivados de la inoculación de productos transgénicos (además introducidos en el mercado sin haber completado la fase 3 de experimentación) en el organismo de los niños, que evoluciona rápidamente. El principio de precaución es más importante que nunca en la infancia.